El Alma del hombre es Inmortal, y su futuro, es el futuro de algo cuyo crecimiento y esplendor, no tiene limites. El principio dador de vida mora en nosotros, y fuera de nosotros, es imperecedero y eternamente benéfico, no se oye, ni se ve, ni se huele, sino que es percibido por el hombre que desea la percepción.
Cada hombre es para sí mismo el legislador absoluto, el dispensador de Gloria o tristeza para sí mismo, el determinador de su vida, su recompensa, su castigo.
Estas verdades que son tan grandes como la vida misma, son tan simples como el hombre mas simple. Alimenta al hambriento con Ellas.
El Idilio del Loto Blanco
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